LA PRÓXIMA QUE VUELVA ES LA TUYA

EFECTO

El mago adivina la carta elegida por un espectador tras un aparente fallo.

MATERIAL

Una baraja de cartas

TÉCNICA

Carta guía, vistazos de cartas

EJECUCIÓN

Mezcla la baraja, o mejor aún haz que el espectador mezcle, así recordará que él mezcló y el juego será más impactante.

Dale a elegir una carta. Pídele que la enseñe al resto del público. Para no verla tú te vuelves de espaldas. “¡Qué honrado es el mago que se vuelve para no ver la carta!”, pensará el espectador. Aprovecha que estás de espalda para ver secretamente la carta inferior, será nuestra carta guía.

El pensamiento único, la costumbre nos ayuda. Para el público es importante que no veas la carta elegida, toda la atención se centra en ella, por tanto la carta inferior no tiene importancia para la mente de ellos, tienes libertada para verla. Ellos estarán vigilando que no veas la carta elegida.

Sujeta las cartas en tu mano izquierda. Coge un paquetito pequeño de cartas de arriba y ponlo sobre la mesa. Coge otro paquetito y ponlo encima del anterior. Pide a un espectador que te diga alto cuando quiera.

“¡Qué suerte el mago me da libertad para poner la carta!”, piensa el espectador.

Cuando lo haga pídele que ponga su carta allí, y deja el resto de las cartas de la mano encima de las cartas de la mesa, quedando la carta elegida perdida en medio de la baraja.

¡He puesto la carta dónde yo he querido!”, asumirá el espectador.

Error, el espectador ha puesto la carta cuando ha querido, pero no dónde, ya que hemos conseguido poner nuestra carta guía encima de la suya. El espectador tiene conciencia de libertad, pero es como la vida misma, que creemos que somos libres, y sólo somos libres en pequeñas decisiones.

Como dice el poeta, nos dan la opción de elegir el material de nuestras cadenas, los pobres las tienen de hierro y los ricos de oro.

Hay espectadores que conocen el método de la carta guía, que consiste simplemente en cortar la baraja y pedir al espectador que deje su carta elegida y completar el corte con las cartas de la mano, cuya carta inferior conocíamos. Pero ésta es una forma elaborada y más sutil de hacer la carta guía, engañará también a los profanos conocedores.

Cortaremos la baraja un par de veces.

El público pensará que estás perdiendo un poco más la carta. En realidad un doble corte deja las cartas prácticamente como estaban.

Di que vas a ir echando cartas sobre la mesa pero que el espectador no diga nada, que ponga cara de póker. Y tú por sus reacciones sabrás cuál es su carta.

Ve echando cartas caras arriba de una a una sobre la mesa. Cuando lleves una docena aproximadamente pregúntale si ha salido ya su carta. Te dirá que no, a lo que replicarás que le habías pedido que no dijera nada.

Este pequeño chistecillo ayuda a distender y a que el espectador no diga luego que ya vio su carta estropeándote el truco.

Sigue echando cartas y párate de vez en cuando, como dudando, mirando sus reacciones como queriendo adivinar. Continúa echando cartas hasta que veas tu carta guía, sabes que la siguiente carta que salga será la elegida.

Si la adivináramos aquí, parte del público, los conocedores, podrían descubrirnos, porque esta versión es conocida por algunos. Pero basta añadir un poco más de presentación para cogerles incluso a ellos desprevenidos.

Sin pausa sigue poniendo en la mesa tres o cuatro cartas más caras arriba. Haz una pausa con la siguiente carta, todavía de dorso, en tu mano, y di triunfalmente que
la próxima carta que vuelvas será la suya. Estás tan seguro que te apostarás un refresco, un café,…

El espectador, debido a la condición de neófito del mago, pensará que ha fallado. Pobrecito.

Piensa que te refieres a la carta que sostienes en las manos y como ya vio salir la suya pensará que erraste y aceptará la apuesta.

Tan sólo te queda volver hacia la carta elegida que está sobre la mesa y voltearla cara abajo, diciendo: “La próxima carta que vuelva es la tuya”. Has ganado la apuesta.

Cuando acabes debes dejar claro que todo es una broma, que no pretendes cobrar la apuesta, a no ser que insista el espectador. La magia nunca debe ser un reto. Es para divertirse, para hacer amigos.


NOTAS

Los espectadores siempre intentan descubrir el secreto. Ponen a prueba sus mentes en busca de la solución mágica. Es por ello que disfrutan tanto del fallo del mago, del todopoderoso mago.

Cuando el mago falla, el espectador vio salir su carta, y el ingenuo mago sigue buscándola, éste se relaja. Pobre mago. Nunca espera que el mago vuelva sobre sus pasos y voltee la carta que salió antes.

Al fin y al cabo está volviendo cartas y dice que la próxima carta que vuelva será la elegida, imposible. No, no es imposible. La mente cerrada del espectador, condicionado, piensa que sólo se pueden volver las cartas de la mano, y no de la mesa.

Los magos, y muchas personas, aunque para otros fines menos loables, se aprovechan del pensamiento único, condicionado de las personas. Tan previsible, tan evidente.

Tras el vistazo de la carta inferior, al principio, podrías mezclar las cartas por arrastre conservando la carta inferior por retención del pulgar.

Acerca de magomadrid

Alfonso V, mago Madrid. Más de 20 años como ilusionista profesional. Impactante, cómico, original. ¡Te felicitarán! Alfonso Quinto
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