Uno de los momentos donde es más dolorosa la ineptitud social es cuando un niño trata de acercarse a jugar con un grupo de niños.
Públicamente se hace patente su aceptación o no. Los niños pequeños son cruelmente sinceros en los juicios emocionales implícitos en los rechazos. Pero, se puede aprender técnicas de acercamiento.
Las dos técnicas más inaceptables, que producen rechazo son, el intento de asumir el mando demasiado pronto y no sintonizar con el marco de referencia (estar en desacuerdo de inmediato con los demás), intentos de llamar la atención que producen el efecto de ser ignorados o rechazados. Justo lo que suelen hacer los niños impopulares.
En cambio los niños populares, antes de aproximarse a un grupo suelen dedicarse a observarlo para comprender lo que está ocurriendo y luego hacen algo para ratificar su aceptación, esperando a confirmar su estatus en el grupo antes de tomar la iniciativa de sugerir lo que todos deberían hacer. Observan, luego imitan lo que el otro niño hace, finalmente hablan y se ponen a jugar con el otro niño.