Aprender magia es una de las actividades más estimulantes para tener una mente creativa. El mago plantea problemas irresolubles para el resto de las personas. Esto es así porque el mago piensa de forma distinta.
La mente del ilusionista está acostumbrada a plantear problemas originales, que son inexplicables para el resto de las personas. Visto desde otra perspectiva, de forma inversa, su mente también sabrá resolver problemas originales, problemas irresolubles para los demás.
Al pensar de forma distinta, se crean otros surcos distintos en la mente de los magos. Esos surcos servirán para hallar soluciones originales a los problemas cotidianos a los que también se enfrenta el mago, o la persona que use sus mismas técnicas de estudio y pensamiento.
Además el ilusionismo requiere de un trabajo digital, manual y corporal, de una asimilación de movimientos y formas de pensar que producen gran actividad cerebral, se activan nuevas neuronas y se establecen más conexiones sinápticas. Neuronas que luego, una vez automatizados los pases y técnicas, quedarán libres para el uso en la resolución de nuevos retos.
Aprender magia produce una mente más amplia, fresca y dinámica, capaz de resolver problemas que el resto de las personas no, y además presenta muchas otras virtudes:
- Facilita la comunicación y te habitúa a hablar en público.
- Fomenta la autoestima y la autoconfianza.
- Mejora el autocontrol.
- Aumenta la persistencia en la consecución de un objetivo.
- Demora las gratificaciones.
- Se aprende a conocer mejor las emociones de los demás.
- Es una gran herramienta para establecer relaciones interpersonales.
- Enseña a valorar que el esfuerzo sostenido siempre da frutos.
Aprender magia te hace más divertido, te hace crecer emocionalmente, mejora tu inteligencia emocional interpersonal e intrapersonal. Te conviertes en el alma de las reuniones.
Aprender a pensar como un mago es aprender a pensar diferente, de forma más creativa y original. Y además es tan divertido…