El geocaching es un juego increible. ¿Cómo es posible que no supieramos de su existencia hasta hace poco? El geocaching empezó sobre el año 2000, y se basa en la inexactitud de los gps civiles. Los militares, siempre tan atentos, provocaron que los satélites dieran una señal no demasiado precisa para el común de los mortales. Sólo los suyos eran exactos. Existe por tanto un margen de error que nos permite dar las coordenadas del lugar donde hemos escondido el tesoro, y su localización no es inmediata. Deberemos buscar, indagar y descifrar las pistas.
Pero concretemos, el geocache suele ser una cajita hermética, por ejemplo un tapperware, donde hay objetos de las personas que lo encontraron anteriormente y una lista con sus nombres. Esta cajita está escondida en algún lugar pintoresco. Hay páginas webs, programas para móviles,… que nos darán las coordenadas del geocacher y alguna pista enigmática que nos ayudará a su búsqueda.
Para jugar pondremos las coordenadas en nuestro móvil, usándolo en modo brújula, o usaremos un navegador, o un mapa. Y nos dirigiremos a esas coordenadas que ya dijemos que no son exactas. Esto ya es divertido de por sí, ir con amigos, campo a través, brújula en mano, nos gusta, aire libre y aventura. Una vez llegados al lugar de las coordenadas deberemos atender a las pistas que nos proporcionan y buscar el objeto escondido. ¿Quién será el primero en localizarlo? Una competición se produce entre todos los cazadores de tesoros. La inteligencia, la destreza y la capacidad de observación azuzadas para ser los campeones.
Una vez localizado el geocache pasamos a la exploración de su contenido. Según las normas tenemos la posibilidad de coger uno de los objetos allí depositados y cambiarlo por otro de mayor valor. Pero en la práctica no es así. La gente no se lleva nada, tan sólo deja una nueva cosa que demuestre que ellos también superaron el reto. Además habrá un cuadernillo, unas hojas, donde poder escribir nuestro nombre y unirnos a la lista de los vencedores. Sólo resta volver a dejar el geocacher en su escondite para que un nuevo equipo, quién sabe cuando, vuelva a encontrarlo y disfrutar así de la aventura de sentirse unos piratas a la caza del tesoro en pleno siglo XXI.
Existe más de un millón de geocaches escondidos por todo el mundo. Clasificados según su dificultad. Tenemos diversión asegurada de por vida, porque cada vez hay más y más. En cualquier lugar que vayamos de turismo tenemos un aliciente más, la búsqueda de geocaches. Porque los geocaches nos rodean, Y nosotros sin saberlo.
El geocaching más allá del valor de la aventura, del desafío, de la vida sana. Para nosotros tiene el valor de la solidaridad humana. Hay geocaches que llevan escondidos más de 10 años y allí siguen. Han sido descubiertos por cientos de personas, y allí siguen. Porque el hombre cuando se lo propone sabe conservar. Si descubres el geocache, ¿qué ganas llevándotelo a casa? Simplemente evitarás la diversión de otros. Y esto no sucede. Los cazadores de geocaches son personas que disfrutan con lo que hacen y quieren que el resto lo hagan también. Son cuidadores de la naturaleza. Son una prueba de que un mundo mejor es posible. Un mundo en el que se pueden conservar nuestros tesoros, nuestra flora, nuestra fauna, nuestra costumbres, nuestra humanidad.
Juguemos con nuestros niños, con nuestros amigos, a la caza del geocache. Estaremos promoviendo una forma de vida sana donde el equilibrio entre hombres y naturaleza sea posible. No se nos ocurre una excursión más divertida que la de búsqueda de geocaches. Os invitamos a uniros a este fascinante mundo, el geocaching.