La clave de nuestro bienestar emocional es mantener en jaque a las emociones angustiosas, por ser desmesuradamente intensas o por prolongarse más de lo necesario.
Los sentimientos muy intensos son relativamente raros, vivimos en una especie de término medio, con apenas ligeros sobresaltos. Todo lo que hacemos son intentos para llegar a sentirnos mejor.
Los estados de ánimo negativos, como la tristeza, la preocupación o el enfado, pasan con el tiempo. Pero su desmesura e inadecuación puede llevar a la ansiedad crónica, la furia desbocada y la depresión. Pudiendo llegar a requerir medicación y/o psicoterapia.