La información emocional se interpreta desde una porción mucho más primitiva del cerebro que el lenguaje.
Enseñarles a los niños a comprender el significado de la postura, las expresiones faciales, el tono de voz y del lenguaje corporal en general es muy efectivo para comprender sus propias emociones y las de los demás para saber reaccionar apropiadamente ante ellos.