Pregunta a un amigo:

  • “¿De qué color es la nieve?”
  • “¿De qué color es un folio?”
  • “¿De qué color es el algodón?”
  • “¿De qué color es el azúcar?”
  • “¿De qué color es la sal?”
  • “¿Qué beben las vacas?”

acertijo de la nieve blanca

Para el éxito del experimento es importante que conteste rápido, al igual que hace nuestra mente automática para la mayoría de los problemas a los que se enfrenta habitualmente.

Para que no sospeche, le habremos dicho que era una prueba de reflejos, para que piense que la velocidad es importante. En realidad esta velocidad, esta respuesta inconsciente, poco meditada es la que da sentido a la broma.

La respuesta a todas las preguntas es “blanco”, está condicionando la mente al color blanco. Y en la última pregunta la mayoría de la gente, condicionada, con su mente teledirigida por nosotros, responderá “leche”. Cuando todo el mundo sabe las vacas beben agua.

Si preguntáramos sólo la última cuestión: “¿Qué beben las vacas?” El 100% de las personas responderían correctamente, “agua”. Pero el mundo no es así de sencillo. Los problemas a los que somos expuestos están condicionados por nuestras vivencias, nuestra situación personal, nuestros prejuicios, nuestras suposiciones.

Es muy difícil aislarse de ellas. Separar el problema y verlo de forma aislada sin elementos que nos condicionen es la clave para su resolución más eficaz.