En su lugar hay que tomar la comida más real posible: Un filete de pollo, una fruta, una verdura, un pescado, unos frutos secos, unas hortalizas,… Es decir, la comida que comían nuestros ancestros, sin tanta industria de por medio. Parece fácil, ¿verdad? ¿Pero qué es un ultraprocesado? ¿Cómo los distingo? ¿Por qué alimentos debo sustituirlos?
¿De qué ingredientes a evitar hablamos? Azúcar Harinas refinadas: las harinas blancas, no integrales Aceites refinados: girasol, soja, maíz, semillas,… Algunos aditivos: glutamatos, nitritos, sulfitos,… Si un alimento tiene más de 5 ingredientes suele ser un ultraprocesado. Claro que hay excepciones, como una menestra o un gazpacho. Pero es un buen comienzo para sospechar.
Los ultraprocesados no son veneno. Se pueden comer de forma esporádica. La base de nuestra alimentación es la comida real, la verdaderamente nutritiva, y de vez en cuando añadimos algún capricho menos saludable. Los ultraprocesados son muchas veces ineludibles, en nuestras comidas sociales, eventos, salidas, viajes. Consumámoslos pero en su justa medida.