¿Pero y si todos los ordena-dores hicieran lo mismo, de la misma forma?
¿Y si sólo hubiera una única forma de programarlos, si todos tuvieran la misma programación?
¿Qué más daría tener un ordenador que un millón?
Quizás uno de ellos destaque sutilmente frente a otro, pero apenas habría diferencia. Éste sería el que más se vendería, el que triunfaría, quizás.
Y, ¿qué pasa con las personas? Millones de seres humanos, todos programados de igual manera. ¿A dónde nos lleva esto? A ningún sitio. La humanidad está condenada a repetirse.
Millones de personas con el mismo tipo de pensamiento. Algunos destacarán, serán más brillantes, tendrán más resultados, pero cuanto desperdicio de intelecto.
La educación es la clave. La educación en la diversidad, en la creatividad, la libertad de pensamiento.