el-cerebro

Ambas facetas del cerebro están unidas y funcionan conjuntamente. Las emociones dirigen el intelecto y éste provoca emociones, ambos hacen reaccionar al cuerpo, la fisiología (respiración, pulsaciones, tensión muscular,…)

En nuestra sociedad tecnológica actual el poder del raciocinio se ha considerado todopoderoso, hasta hace poco no se han aceptado que las emociones, nuestra parte más animal, es igual de importante para nuestro éxito, nuestros descubrimientos y en definitiva para nuestra felicidad.

La mente pensante, que analiza, reflexiona, deduce, comprende, infiere, generaliza, demuestra, justifica y argumenta, es para muchos de nuestros coetáneos el dios al que se rinden.

Piensan que si eres muy inteligente podrás resolver todos los problemas, y se olvidan que no es más capaz quien más coeficiente de inteligencia tiene, se olvidan de las emociones, del subconsciente y de nuestra amiga, la creatividad.

Un mago se aprovecha del sobredimensionamiento de la importancia de nuestro intelecto. La mente del espectador observa de una manera “sobrada”, con autosuficiencia el número mágico del ilusionista.

Al fin y al cabo el espectador puede tener una carrera universitaria dificilísima y ejercer un cargo importante y de mucha responsabilidad donde no se le escapa ningún detalle de su cometido.

Esta soberbia, no ya del espectador, sino de su cerebro, de su mente privilegiada, entrenada con años y años de estudio y desempeño brillante de su profesión, esta soberbia es una gran debilidad en el reto de descubrir el secreto de los magos.