El aceite de girasol, omnipresente en nuestra alimentación, no es nada sano. Muchísimo mejor es nuestro aceite de oliva virgen, la envidia del resto de países.

¿Cómo se obtenía el aceite de oliva hace tres mil años? Simplemente prensándolo, con presión hasta que salía el dorado zumo. Se utilizaba un proceso mecánico. Al igual que se sigue haciendo en la actualidad en la elaboración del aceite de oliva virgen.

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¿Os imagináis la presión que se tiene que hacer sobre una semilla de girasol, una pipa, para que salga líquido? Es imposible. Para obtener aceite de girasol o de cualquier otra semilla hace falta calor, muchísimo calor, y disolventes químicos y blanqueantes. Todo esto hace desaparecer cualquier atisbo de nutriente y produce radicales libres, las sustancias que aceleran el envejecimiento de tus células, tu envejecimiento.

Los aceites de semillas tienen mucho omega 6, excesivo. Nuestro organismo necesita un equilibrio entre omega 3 y omega 6. El omega 3, huevos, pescados grasos, carne criada con pasto, escasea en nuestra alimentación; sin embargo omega 6 nos sobra, comemos demasiados cereales y demasiados aceites refinados. Este desequilibrio nos produce inflamación, que se vuelve crónica por el abuso de estos productos. Inflamación que deriva en problemas de salud.

Al calentar el aceite de girasol se oxida rápidamente, perdiendo sus cualidades y multiplicando los radicales libres y produciendo con cada calentamiento cada vez más sustancias nocivas. Sin embargo el aceite de oliva virgen, al igual que el de coco sin refinar, aguantan perfectamente varios calentados sin apenas perder sus propiedades.

Estate seguro que en un restaurante de comida rápida, y en cualquiera de gama media, usan aceite de girasol que ha sido calentado como si no hubiera mañana. Multiplicando las porquerías que te hacen adquirir las famosas enfermedades crónicas modernas.

Te recuerdo que no pasa nada por tomar aceites refinados ocasionalmente. Pero el problema es que los tenemos hasta en la sopa. Abundan en los ultraprocesados, en los panes, en las comidas precocinadas. ¿Por qué le pone la industria aceite de girasol al salmorejo o al gazpacho?

Por ahorrar. Todo es cuestión de dinero.

Es preferible tomar mantequilla a estos aceites. He dicho mantequilla, no margarina. Pero de eso ya hablaremos más adelante.

A continuación te pongo una lista de los aceites refinadas que hay evitar en medida de lo posible: Aceites de semillas, de legumbres y la mayoría de frutos secos.

  • Aceite de girasol, linaza, nabina, maíz, palma, cánula, colza, soja, semilla de calabaza, cártamo, sésamo, argán, algodón y de oliva.

Sí también de oliva, el aceite refinado de oliva no es bueno. Para su obtención también se han aplicado grandes temperaturas y químicos que reducen al mínimo sus vitaminas y sus nutrientes.

Nosotros tenemos en casa aceite de girasol y lo utilizamos, sí, pero para engrasar las bisagras de las puertas y que no chirríen. Tampoco hace falta que lo tiremos.