Si vas a un supermercado ni pases por el pasillo de las galletas. No busques, no hay ninguna apropiada. Lo siento.
Ingredientes de una de las clásicas, galleta maría fontaneda:
Harina de TRIGO 74,3% , azúcar, grasa de palma, jarabe de glucosa y fructosa, suero de LECHE en polvo, gasificantes (bicarbonato de amonio, bicarbonato de sodio), sal, emulgentes (lecitina de SOJA, lecitina de girasol), agente de tratamiento de la harina (METABISULFITO de sodio), aroma.
Con un 24% de azúcar, un 74% de harina refinada, aceites refinados tan llamativos como la grasa de palma. Un auténtico despropósito. Un arma de destrucción masiva y silenciosa que damos a nuestros niños a diario.
¿Y las caseras? ¿Son tan malas? No, no son tan malas, no tienen aditivos. Pero no son buenas, siguen teniendo harinas mayoritariamente refinadas, aceites de girasol, azúcar.
Recordamos que las harinas aunque integrales no son la mejor opción, no son demasiado nutritivas. Cualquier otro alimento es mejor.
El azúcar es igual de malo el industrial que el casero, es el mismo, azúcar.
Aceite de oliva virgen no se puede utilizar, da demasiado sabor y hace que la galleta no esté buena. Se puede usar mantequilla, más saludable que los aceites de semillas. Pero hace falta mucha cantidad para ligar la harina. Un exceso de grasa no es nada bueno tampoco.
Imagínate comer lo siguiente para desayunar: tres cucharadas de harina, una cucharada de azúcar y un buen trago de aceite. Jamás lo harías, ¿verdad? Pues eso es lo que pasa cuando comes unas pocas galletas. Te llenas el estómago de alimentos de pésimo valor nutricional.
¿Dónde están las vitaminas y los minerales? ¿Y las proteínas?
Olvídate de las galletas. Come comida de verdad, huevos, leche, frutas, verduras, carne, pescado,…