El IMC, Índice de Masa Corporal, es la triste cifra que te dan los papelitos de las básculas de las farmacias, un número y la fatídica palabra sobrepeso al lado.
El Índice de Masa Corporal se calcula dividiendo los kilos que pesas por el cuadrado de tu altura expresada en metros. A partir de 25 de imc ya se tiene sobrepeso. Y con 30 ya eres un obeso.
Es un índice que funciona perfectamente para la sociedad occidental, una sociedad sedentaria. Ya que da por hecho que el exceso de peso se debe a la grasa.
¿Y por qué no debe asociarse al músculo? Personas como Arnold Schwarzenegger (sí, he tenido que buscar cómo se escribe en google) tendrían sobrepeso no, tendrían obesidad.
Arnold mide 1.88m y cuando competía pesaba 107 kg. Su IMC por tanto es mayor de 30. O sea, Arnold es un obeso según este criterio.
Pero vayámonos al otro extremo. Alguien que su IMC le sitúa en normopeso, pero no tiene nada de musculatura, está débil. Y tiene mucha grasa, sobre todo abdominal, la más perjudicial. Es un caso todavía peor que los que tienen un IMC mayor de 25.
Así que el IMC no nos sirve. Lo que nos sirve es el espejo y las tallas de la ropa. Si vemos en el espejo que vamos perdiendo peso, si vemos que la ropa se nos queda más holgada, vamos por el buen camino.
Come comida real mayoritariamente y haz ejercicio, sobre todo de fuerza.