Cuando los niños sienten que están a punto de pelearse deben imaginar que son una tortuga que se retiraba dentro de su caparazón, manteniendo los brazos a los lados del cuerpo, los pies juntos y bajando la barbilla hasta el cuello. Hacen esto mientras cuentan lentamente hasta diez, respirando profundamente en cada número.
Es una técnica simple y divertida para los niños, es en realidad un truco psicológico. Al mantener juntos los brazos y las piernas no pueden golpear ni dar patadas. Al contar hasta diez respirando profundamente mandan al cerebro un mensaje para que modere la producción de catecolaminas, que hubieran aumentado el nivel de excitación asociado a la agresión. Al bajar la barbilla hasta el cuello, interrumpe el contacto visual con su presunto adversario, es prácticamente imposible pelear con alguien al que no se ve.