Estamos en un tiempo nuevo, donde los niños viven en un mundo que les ofrece muchísimos estímulos que les llegan simultáneamente. Sus mentes, sus surcos mentales, están creadas para poder hacer varias cosas a la vez, de forma concurrente. Están habituados a no centrarse en una sola cosa, saltan de un tema a otro sin control. No saben enfocar su atención y energía a una sola tarea.
Pero leer es una actividad que requiere concentración máxima. Es una actividad lineal. La mente del lector sigue un camino, dirigido, y no admite saltos ni varia-ciones. A los niños no les gusta que les obliguen a que su mente permanezca en el mismo camino. Les gusta cambiar, saltar, ser más activos en las decisiones.
Por tanto, tenemos que hacer que los niños vuelvan a acostumbrarse al proceso de leer. Con lecturas que les enganchen. Con las nuevas tecnologías, que les dejen saltar libremente, tomar la iniciativa y decidir cambiar lo que están leyendo.
Nosotros modestamente estamos realizando una pequeña labor en este sentido gracias a nuestros espectáculos de animación a la lectura en colegios y nuestros talleres de magia con los libros. El gran interés que tienen los niños hacia la magia sirve para que jueguen y se diviertan con los libros, el primer paso para que los amen.
Leer es una tarea activa, donde la mente humana trabaja, se estimula y desarrolla la imaginación. Leer es una actividad totalmente humana. Los pensamientos a partir de los pocos años de edad están formados por palabras. Se piensa en palabras. Al leer estamos llenando la mente de pensamientos. Pensamientos que pueden y deben estimular nuestra mente.
Leer nos ayuda a ser partícipes de lo que leemos. Cuando vemos un paisaje en televisión, ese paisaje nos es dado, es igual para todos. Nuestra mente descansa. Cuando leemos la descripción de un paisaje, nuestra mente lo crea, es diferente para todos. Nuestra mente está viva.
Cuando aprendemos algo leyéndolo lo hacemos único, personal, lo adaptamos a nosotros. Cuando aprendemos algo viéndolo, ya sea en vídeo o en directo, nos adaptamos nosotros a lo que aprendemos, deja de ser nuestro. Nos dirigimos hacia la mediocridad, todos somos iguales.
Nuestros jóvenes prefieren la información visual a la escrita. En nuestras cursos de magia nos encontramos con una gran mayoría de chicos que nos dicen que no leen, que prefieren aprender nuevos trucos con vídeos, que es más rápido y cómodo. Claro que sí, es muy rápido y cómodo, demasiado.
No se da tiempo a la mente a que cree los surcos mentales, a analizar lo que se quiere aprender. Por tanto estos conocimientos transitan por la mente sin dejar apenas huella. El aprendizaje es mucho menor. ¿Qué se puede esperar de algo que se obtiene sin esfuerzo?
Y por último añadir que leer nos hace libres, nos hace críticos. Nuestra mente es más reflexiva, nos alejamos del pensamiento único. Sólo hace falta elegir a buenos autores, buenas obras. No hace falta siquiera que sean divulgativas. Hay infinidad de obras que nos pueden hacer crecer.
Y si diéramos un paso más allá y en vez de sólo leer escribimos, daremos rienda a la creatividad, el rey de la mente humana. Leer es magnífico para nuestro cerebro, y escribir todavía lo es más.
