Nos atrapan en su mundo tecnológico que requiere un esfuerzo descomunal entender, años y años de estudio y formación para poder acceder al mundo laboral, para poder comprar las cosas que nos han hecho necesitar.
Años y años de estudio que no son sino más oportunidades para alienarnos y hacer que nuestra mente sea tan uniforme como la del vecino. Hacer que pensemos de igual manera, a la vez, hacer que nos preocupen las mismas nimiedades.
Y hacer que olvidemos lo verdaderamente importante, lo que verdaderamente nos hace humanos. Somos diferentes, únicos, impredecibles.
Quizás sea esta incapacidad de predecir, lo que tanto miedo da a los gobernantes, a los poderosos. Quizás por ello nos quieren amaestrar y acotar nuestras mentes y cortar las alas de nuestra independencia de juicio, coartan nuestro pensamiento crítico, anulan nuestra creatividad.
He aquí nuestra gran arma para intentar librarnos de los pensamientos que han sido impuestos en nuestra mentes, que han sido programadas durante años y años por la educación que nos han inculcado nuestros padres, hermanos, profesores, amigos, medios de comunicación de masas,… La creatividad.