A finales de septiembre del 2012 se ha celebrado en Madrid la séptima edición de las Jornadas Oncológicas Internacionales en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, con el lema “La Oncología Radioterápica en el Tercer Milenio”.

Y el mago Alfonso V tuvo el placer de regalarles unos momentos de esparcimiento entre tanto estudio y formación.

Las Jornadas Oncológicas reúnen a casi 100 ponentes especialista en el sector. Comparten conocimientos, experiencias y los nuevos hallazgos de un mundo tan innovador, donde es tan necesario la colaboración entre doctores, laboratorios y hospitales.

Este año han tratado temas como el cáncer de mama, avances tecnológicos, farmacológicos y de investigación, cáncer de próstata, gestión, tratamientos de soporte, radioterapia intraoperatoria,…

En definitiva, estudios y ensayos compartidos con la comunidad. Charlas y discusiones que hacen que nuestros médicos estén preparados para esta enfermedad que todavía sigue siendo un tabú.

Alfonso V tuvo la oportunidad de hacer reír e ilusionar a más de 40 doctores invitados, de

  • toda España,
  • Italia,
  • Francia,
  • Portugal,
  • Brasil,…

Después de dos jornadas intensísimas de trabajo y estudio llega el momento del relax, para recargar las pilas para el día siguiente. Y es que os podemos decir que estamos en muy buenas manos.

Después todo el día asistiendo a ponencias y debates, tras la cena en el Restaurante Un Lugar, un asador Marinero en el barrio de Chamartin, Alfonso V los entretuvo con sus prodigios y su humor. Logrando así que se distendieran y prepararan sus mentes para una nueva sesión de arduo trabajo que comenzaba el día siguiente a las 8 de la mañana.

Y digo que estamos en buenas manos, no sólo por su dedicación y trabajo, sino por su humanidad y su sentido del humor. Médicos dedicados al cáncer, a la enfermedad de la que nadie quiere oír hablar. Tuvimos la ocasión de comprobar que son optimistas, llenos de energía, deseando divertirse y participar en el show de empresas de nuestro mago. Con médicos así nuestros enfermos están en muy buenas manos.