Pero además con el pensamiento mágico os vamos a enseñar herramientas para vuestro crecimiento personal, para vuestras relaciones interpersonales, para solucionar conflictos, negociar, y en definitiva, ser felices.
Ya hemos hablado antes de la dicotomía entre nuestra mente animal y nuestra mente humana. Aunque no lo creamos la mayor parte del tiempo manda nuestra parte animal, son millones de años dictando nuestros designios, haciéndonos sobrevivir.
La mente humana, con sus razonamientos, sus florituras y perífrasis, es muy reciente, evolutivamente es tan sólo una niña, una niña impertinente que se cree superior.
A la hora de la verdad, mandan las emociones, son las que nos hacen actuar. Luego la mente humana es la que intenta apropiarse de la decisión, busca o inventa motivos racionales que satisfaga el equilibrio emocional del sujeto.
Las emociones se dan en la amígdala, la parte más cercana del sistema nervioso, por tanto la que más rápido actúa.
Las emociones son las que nos salvaron de que nos comiera el león y son las que nos posibilitaron cazar. Se actúa, no se piensa. Si me pongo a pensar, en ese lapso de tiempo el león me hubiera comido, o bien la presa hubiera huido. Lo que estaba en juego, lo que está en juego es nuestra supervivencia.
Por tanto hay cosas contra las que nuestro cerebro humano no puede luchar, es el cerebro emocional, animal, el que nos dirige. Son comportamientos atávicos que llevan millones de años reforzándose.
¿Qué puede hacer la pobre niña de la mente humana para imponerse? Asumámoslo, absolutamente nada.