• Las frutas y frutos climatéricos son aquellos que pueden madurar fuera del árbol, siempre y cuando no se hayan arrancado demasiado verdes.
  • Y las frutas no climatéricas son las que sólo maduran en el árbol. Una vez que se recolectan dejan de madurar.

Esto es debido al etileno que desprenden, un gas que hace que sigan madurando. Las células de la fruta siguen el proceso de respiración, donde oxidan los azúcares de sus almidones produciendo CO2.

 

A la larga la fruta se estropea y deja de ser apta para el consumo, ya sea porque su degradación provoca la aparición de microorganismos o porque sus propiedades organolépticas (sabor, textura, olor) se degeneran. Es la conocida sobremaduración.

  • Las frutas climaterícas, las que maduran fuera del árbol, son:
    Manzanas, plátanos, peras, mango, kiwi, melocotón, albaricoque, sandía, ciruela, aguacate, chirimoya,…
  • Las frutas no climatéricas: Los cítricos, piña, uvas, aceitunas, cereza, granada, fresas,… Y también frutos como el pimiento o pepino.

 

Lo importante al respecto es saber que las frutas climatéricas maduran en casa. Si están un poco verdes poco a poco se pondrán aptas para el consumo; siempre y cuando no las hayan arrancado del árbol antes de que empezara la maduración (el ansia de ganar dinero rápido o cuando la demanda es muy alta).

La velocidad de maduración depende del tipo de fruta, las más lentas son las manzanas y las que más rápidamente se estropean son las fresas.

La maduración depende de factores como:

  • La temperatura: A mayor temperatura mayor maduración. Si quieres acelerar el proceso de maduración deja la fruta fuera de la nevera; si quieres aumentar la conservación, mantenla en frío.
  • Las frutas tropicales, mango, piña,… no necesitan tanto frío, daña un poco su estructura. Manténlas fuera de la nevera. En caso de verano, ponlas en la parte menos fría del frigorífico.
  • Oxígeno: Mayor cantidad de Oxígeno acelera el proceso.
  • Dióxido de carbono: A mayor CO2 menor maduración.
  • Etileno: Es el gas producido por la propia maduración. Cuanto mayor sea el etileno en el ambiente mayor maduración. Por eso cuando pones una fruta madura al lado de una verde, se acelera muchísimo la maduración de la verde, por el etileno producido por la primera.

Este hecho puede ser utilizado por tu provecho. Acelera la maduración de las frutas verdes colocando una madura cerca.

O deja las frutas envueltas en un papel fuera de la nevera para que el etileno se concentre y haga más efecto, madurarán antes.

Si dejas las frutas dentro de una bolsa de plástico cerrada, la concentración de etileno aumenta, aumenta la maduración, pero el consiguiente aumento de CO2 y disminución de oxígeno dificulta la respiración natural de la fruta. Evita el plástico a toda costa.

El etileno también puede ser utilizado en tu contra. Si una fruta esta ya pocha debes quitarla de al lado de las sanas. Éstas pueden sobremadurar rápidamente.

  • Humedad: Con la respiración el fruto pierde humedad y deteriora su aspecto. Deben mantenerse en lugares húmedos, en la nevera. Pero no deben estar en contacto con la humedad directamente. Mejor rodeadas de papel de estraza.

La ventaja de las frutas climatéricas es que pueden ser recolectadas en lugares lejanos sin que estén totalmente maduras y el transporte no les afectará tanto, ya que siguen madurando progresivamente.

El etileno no afecta, por el contrario, a la maduración de las frutas no climatéricas. Si ayuda a que el color de su piel se vuelva más atractivo, como sucede con las naranjas de piel verde que son expuestas al etileno de otras frutas para que se ponga color naranja.

Estamos acostumbrados a los procesados que duran meses en la nevera o estanterías, ¿cuándo caduca un donuts? Ni nos lo planteamos. Lo tenemos ahí hasta que un día nos apetece y para dentro.

Sin embargo las frutas son más perecederas. Hay que estar atentos a su ciclo de maduración. Hay que saber cómo almacenarlas y cuándo consumirlas.

Debemos comer 5 piezas de futa y verduras al día pero no debemos tampoco en exceso, mejor sólo lo que vayamos a comer. Controlar el grado de madurez previendo cuándo las vamos a consumir. No dejar que se estropeen.