Estamos todo el tiempo hablando de lo mala que es la industria alimentaria y sus productos ultraprocesados. Pero no es así, la industria alimentaria es fundamental en nuestra nutrición y también nos ofrece productos procesados fantásticos, que nos facilitan la vida y nos permiten consumir alimentos que de otra forma no podríamos hacer tan habitualmente.
Los ultraprocesados son los productos que están demasiado elaborados, con ingredientes que se alejan de las materias primas que usaban nuestras abuelas, llenos de aceites refinados, azúcar, harinas refinadas y multitud de aditivos inútiles.
Los aditivos tampoco son el demonio. Los hay muy necesarios, conservantes, antioxidantes, acidulantes, que hacen que los productos tengan más vida útil. Otros, por el cambio, son innecesarios, aromatizantes, colorantes, espesantes, almidones artificiales,… Su única función es hacer los productos ultraprocesados más llamativos, con mejor color, mejor sabor, mejor texturas, más hiperpalatables.
Pero la industria también fabrica productos mínimamente procesados que nos solucionan la vida. Ya se hacían hace cientos de años, conservas de pescado y verduras, yogures, pan integral,…
Veamos una lista rápida de cómo la industria alimentaria es nuestra amiga y nos ofrecen productos que complementan la comida real, la que tiene que ser la base de nuestra alimentación:
- Conservas de verduras: Ya listas para consumir, cortadas y envasadas al vacío. Sólo añadirles un pequeño sofrito, o cocinarlas al vapor o a la plancha y ya tenemos nuestra rápida comida.
- Verduras congeladas, limpias, cortadas y seleccionadas. Una bolsa de menestra (ingredientes: Judía redonda, guisantes, zanahoria, coles de Bruselas, habas, alcachofa y habas). Únicamente verdura, en nuestro congelador, lista para consumir en cualquier momento. Una buena opción para cuando no tenemos tiempo.
- Frutos secos: Bolsas de frutos secos ya pelados. Magnífico. Te ahorrarás el pelar las nueces, las avellanas. ¿Sabes lo complicado que es andar con el martillo para pelar almendras?
- Tofú: Una forma de comer proteína vegetal procedente de la fuente más rica, la soja. Gran legumbre.
- Conservas de pescado: Atún, caballa, sardinillas, mejillones, calamares,… Todo el año. Con sólo abrir una lata.
- Conservas de legumbres (también congeladas): ¿Te olvidaste de poner en remojo los garbanzos la noche anterior? ¿No tienes tiempo para cocinar las legumbres? No te preocupes, la industria ya lo ha hecho por ti. Abre el bote, retira el exceso de conservantes con un buen lavado, y estarás comiendo legumbres en un periquete. Legumbres, tan necesarias y tan olvidadas. Y gracias a la industria, tan fáciles de preparar.
- Ensaladas: Bolsas de ensalada ya lavadas y cortadas, con distintas variedades de hojas. Abrir, aliñar y consumir. Un gran avance. Así sí conseguimos que la gente tenga adherencia al consumo de ensalada.
- Congelados: Carnes y pescados congelados, verduras y frutas congeladas. Único ingrediente, la materia prima. El resto, el cocinado, depende de ti. No te confundas con las platos ya precocinados, no suelen ser una buena opción.
- Gazpachos, salmorejos, hummus (sin aditivos). Abrir y consumir.
- Frutas: Piñas ya precortadas, coco pelado y en rodajas, vasitos de fruta variada cortadas,…
- Lácteos: Yogures naturales, kéfir, quesos, mantequilla,… Todo son facilidades. Huir de las versiones azucaradas y con aditivos.
- Leche pasteurizada y fresca, envasada, lista para consumir.
- Marisco congelado, o ya cocido, pulpo y calamares troceados,…
- Aceite de oliva virgen, vinagre, especias,…
El supermercado no es nuestro enemigo. Sólo hay que saber comprar. Primero elegir la materia prima: un brócoli, unas naranjas, una pechuga de pollo, unos filetes de salmón,… Y luego elegir los mejores procesados, los buenos procesados, los productos con un mínimo de tratamiento: frutos secos, congelados, bolsas de ensaladas, conservas, pan integral 100%,…
Evitemos el término despectivo de procesado. Al fin y al cabo el hombre siempre ha procesado los alimentos, incluso desde antes de la invención de la industrial tal cual. Hemos cortado, limpiado, calentado, cocinado.
Sepamos diferenciar entre buenos procesados, los que nos facilitan la vida, y los productos ultraprocesados, los que hacen que nuestra salud se resienta con el paso del tiempo.